Asier Etxeandia Después de deslumbrar en ‘Dolor y gloria’, de Pedro Almodóvar, el polifacético e hiperactivo actor protagoniza ‘Sky rojo’ (Netflix), la serie más polémica del momento. Un mundo de prostitución, drogas, rock y violencia.
No podemos decir que está de regreso porque, desde que en 2002 se pusiera los calentadores en la Escuela de Artes Escénicas Carmen Arranz en la serie Un paso adelante, Asier Etxeandia (Bilbao, 1975), ha sido una presencia recurrente en los escenarios, la gran y la pequeña pantalla.
Actor, cantante y creador capaz de saltar del teatro, al cine o la televisión, ha trabajado con los mejores y con todos ha destacado: el Alberto Crespo de Dolor y gloria de Almodóvar, el novio de La novia de Paula Ortiz, el ginecólogo cantante de Ma ma, de Julio Medem, el Raúl de la Riva de Velvet Colección, su premio Max por La avería, su Cabaret…
Y ahora, Sky rojo, la ambiciosa ficción española que llega con el sello Vancouver Media, la productora detrás de La casa de papel, y que es una de las grandes apuestas de Netflix para esta primavera. Etxeandia habla como vive: a toda velocidad y sin pelos en la lengua.
La serie es una historia empoderada y feminista. Hay que llevar al público al límite para que haya una catarsis. Si en la serie no contáramos el vía crucis que pasan estas chicas
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y lo terrible que es la trata, tú no empatizarías con ellas ni estarías deseando que se vengaran de estos hijos de puta. El que no entienda esto no entiende lo que es el arte, ni el teatro, ni la catarsis ni el significado de lo que hacemos.
Romeo es un artista del sexo. Cree muchísimo en su labor y se cree un tanto mesiánico, incluso. Está convencido del poder del sexo y de follar.
La serie traslada un mensaje necesario para la sociedad, una crítica brutal a la trata y al sufrimiento que pasan las chicas, y lo hace a través del entretenimiento. Si te quedas en lo superficial igual te lo tienes que mirar tú, porque te va a pasar con todo en la vida.
Un actor siempre está esperando que le toquen personajes límite. Tú no puedes juzgar a tus personajes porque no podrías interpretarlos. Contamos historias, y para hacerlo tienes que representar a hijos de puta y al revés. Eso es lo maravilloso. Me parece acojonante. Me divierto mucho haciéndolo.
Roger Swidorowicz