La obesidad mórbida u obesidad extrema o de clase III consiste en una enfermedad de tipo crónico que aparece en el momento en el que existe un exceso de tejido adiposo —es decir, grasa— en el cuerpo.
Se trata de la enfermedad metabólica de tipo crónico con más prevalencia en los países desarrollados, y está asociada a una gran cantidad de enfermedades tales como la hipertensión, la diabetes…
Esta enfermedad está caracterizada por el aumento progresivo de la masa corporal hasta alcanzar un punto en el que este aumento supone un riesgo para la salud del paciente, y a día de hoy supone uno de los problemas más importantes de salud pública en el mundo.
Para medir esto se utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula dividiendo peso (en kilogramos) por la talla (metros cuadrados).
Cuando una persona comienza a acumular grasa de forma progresiva en su cuerpo comienza a engordar, y esta grasa se puede acumular en distintos lugares del cuerpo.
Uno de ellos puede ser en la parte baja del diafragma o de la pared torácica, pudiendo esta grasa ejercer cierta presión sobre los pulmones y provocando una sensación de dificultad para respirar y cierta sensación de ahogo, incluso al hacer esfuerzos mínimos como caminar o subir las escaleras.
La respiración puede interferir de forma grave en el sueño con la llamada apnea del sueño. En este caso, se produce una parada momentánea de la respiración, un hecho que causa ciertas complicaciones.
Son frecuentes también los problemas en huesos y articulaciones, con problemas de artrosis en las piernas, dolores en determinadas zonas como por ejemplo la zona lumbar…
Las personas con obesidad mórbida tienen dificultades a la hora de sudar, ya que el hecho de realizar acciones implica un mayor esfuerzo, por lo que se produce una excesiva sudoración.
A la hora de diagnosticar la obesidad, el especialista deberá realizar una serie de pruebas o exámenes para realizar el diagnóstico.
– Se deben elaborar los antecedentes médicos del paciente.
– El especialista realizará una exploración física general
– Se calcula el IMC
– Se mide la circunferencia de la cintura
– Análisis de sangre
– Controlar otros problemas de salud
La ingesta de productos con alto valor calórico, asociado a un estilo de vida sedentario y poco sano suele ser el principal culpable del cambio en el peso de la persona. No obstante, existen numerosos problemas o razones por las que la persona puede acabar padeciendo la enfermedad.
- Factores genéticos: la herencia genética puede afectar a la cantidad de grasa corporal que se almacena y como está distribuida esta grasa- También influye a nivel metabólico.
- Factores ambientales: el entorno de la persona puede ser clave a la hora de desarrollar o no esta enfermedad. Así, influye el tipo de alimentos, la cantidad de ejercicio físico que la persona y su entorno realizan o los hábitos de vida de estas personas que forman parte del entorno. Es frecuente que la obesidad aparezca en todos los miembros de una familia, ya que no solo se comparte genética sino hábitos alimentarios y de actividad
- Factores psicológicos: diversos estados como el de estrés, la ansiedad o la depresión pueden incitar a la persona a comer de forma compulsiva.
- Trastornos tiroideos: algunos problemas de la tiroides pueden acabar en obesidad.
A su vez, existen una serie de factores de riesgo que pueden contribuir a la obesidad:
- La persona es poco activa y no quema calorías.
- Problemas médicos: algunos trastornos pueden causar la obesidad. Algunas enfermedades como la artritis disminuyen el nivel de actividad física y provocan aumento de peso.
- Edad: a medida que se envejece aumenta el riesgo de padecer obesidad.
- Medicamentos: existen ciertos medicamentos que pueden causar un aumento de peso, como antidepresivos, anticonvulsivos, medicamentos para la diabetes, esteroides…
- Embarazo: durante el periodo de gestación las mujeres ganan peso irremediablemente, aunque tras el parto no es fácil perderlo, por lo que puede influir a la hora de padecer obesidad.
- Dejar de fumar: es frecuente que se asocie el abandonar el tabaquismo con el aumento de peso.
- Falta de sueño: no dormir suficiente o dormir demasiado pueden producir cambios hormonales que aumentan el apetito.
Roger Swidorowicz