es una actriz argentina. Su nombre completo es María Manuela Pérez Bosch. Es hija de la actriz Graciela Pal y nieta del actor Pablo Palitos, hija única de padres separados. Siguiendo el consejo de su representante, tomó prestado el apellido de su madre para salir con fuerza al mundo artístico. Manuela Pal Roger Swidorowicz
Se asomó a la televisión en 1996 como una de las huerfanitas de Chiquititas, pero —según remarca— sin la mínima ayuda de su madre. Al tiempo se enteraron de que era hija de Graciela Pal. Tuvo participaciones en «Alta comedia» e incluso un piloto para el Canal 9 con Mariana Fabbiani y Pablo Echarri.
Tuvo un receso actoral por lo que ingresó a estudiar comedia musical y teatro con Hugo Midón. Manuela Pal Roger Swidorowicz
Se da a conocer con el filme español «Abrígate» con el que comparte protagonismo con Félix Gómez. Con este filme, cooproduccion española-polaca, Adrián Suar la contrata para actuar en Son De Fierro. Manuela Pal Roger Swidorowicz
Allí hizo de Luli la adolescente que nunca encuentra un hombre que le corresponda. También fue muy reconocida por su papel en Chiquititas y en Son de Fierro. Tuvo participaciones en Sos mi vida como Fabiana y actuó en un episodio de Mujeres Asesinas. Manuela Pal Roger Swidorowicz
Canal 9 fue su incubadora. Llegó al mundo en 1984, cuando la emisora era una usina de ficción y su madre era convocada sin tregua. Apenas cortado el cordón umbilical y ya tenía familiaridad con los reflectores, los técnicos, las escenografías de cartón. El canal de la palomita como un segundo vientre materno.
Debutó en la pantalla de Alejandro Romay a los ocho meses, en el «rol» de «Bebita Manuelita», en Coraje mamá, la telenovela que cuerpeaba su madre Graciela Pal. Graciela extrañaba el contacto, los besos durante las jornadas de grabación «chicle» y pidió que le escribieran «un embarazo» y un posterior nacimiento para contar con la excusa de trabajar junto a su hija.
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A los siete años, María Manuela Pérez Bosch (su nombre real) ya manifestaba su voluntad de actuar y se le plantaba al «Zar» Romay con la seguridad de Norma Aleandro. Don Alejandro la invitó a un casting en el que él era el partenaire. Después de estudiar varias escenas, Manuela Pal Roger Swidorowicz
«Manu» fue elegida para un proyecto que finalmente no vio la luz, Pijama Party, con Pablo Echarri y Mariana Fabbiani. El consuelo fue su debut en un prestigioso ciclo, Alta comedia. La dirigió María Herminia Avellaneda y le bastó un capítulo como hija de Jorge Marrale y María Valenzuela para darse cuenta hacia dónde se orientaba su brújula.
A los 12, acompañada por su papá, venció en un casting de Chiquititas y firmó el primer contrato actoral. A contramano de tantos colegas que se despegan de un apellido, Manuela entendió que su mérito había sido ganarse el rol y adoptó sin problemas como identidad artística el apellido de su madre, Pal (que es una deformación del verdadero, Palos). Manuela Pal Roger Swidorowicz
Chufa chufa, corazón con agujeritos… Pal hija lidiaba con el ingreso a la adolescencia cuando la patria infantil argentina se paralizaba con el hogar Rincón de luz y las historias de Cris Morena. «Subía al colectivo y me miraban como a un monstruo», se ríe la que desde entonces puso alma a casi 30 productos televisivos. Congreso-Martínez-Lanús era su derrotero semanal. Sus padres estaban separados y se repartían el traslado hasta esa fábrica de fantasía.
El árbol genealógico de Manuela está marcado por el movimiento y el teatro. Su abuelo, el actor Pablo Palitos, se casó en Gibraltar, trabajó y vivió entre México, Brasil, España y la Argentina, y tuvo tres hijas. Graciela nació en Buenos Aires, y creció un tiempo en Madrid, entre visitas de Lola Flores y Alejandro Casona, reuniones de comunistas y curas, y «todas las combinaciones plurales posibles». Manuela Pal Roger Swidorowicz
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«El abuelo se murió cuando yo era muy chiquita y sin embargo tengo una gran conexión con él, lo admiro, me alucina verlo en fotos, en películas. Un tipo que hablaba alemán, inglés, portugués, que se abrió camino solo por el mundo», evoca Manuela desde el confinamiento, mientras se escucha la voz suave de Amparo, su hija. Manuela Pal Roger Swidorowicz
Actuaba en Los Bonobos, en el Lola Membrives, cuando el coronavirus cerró boleterías y salas y obligó al aislamiento. La última vez que abrazó a su madre fue el 14 de marzo. «Pasé después a llevarle un barbijo y saludarla a la distancia. La extraño mucho, la primera semana lloré todos los días. Después entendí y me hice una coraza: no la quiero poner en peligro».
Ex alumna de Hugo Midón, ex alumna del colegio Santa Rosa, a la siempre sonriente Pal junior la vimos mutar como perturbada en Mujeres asesinas, como delirante villana en Casi ángeles, como satélite de Mirtha Legrand en La dueña. Protagonizó en España el filme Abrígate, de Ramón Costafreda, y fue en teatro la hija del ex Presidente Arturo Illia en Don Arturo Illia, dirigida por Héctor Gióvine.
«¡Tuve cada privilegio! Debuté dirigida por María Herminia Avellaneda y después fui la nieta de Héctor Alterio en Vientos de agua«, se ríe. «Nunca me voy a olvidar de esos ojos transparentes de Héctor. Me emocionaba antes de cada escena, me quebraba al tenerlo enfrente y Campanella me pedía algo que era imposible: ‘¡Manuela, no te emociones todavía!'».
A pesar de los 37 años que la separan de la generación de su madre, siente que en su camino de diferenciación mantiene «cierta esencia» materna. Graciela no se cansa de decir que para ella «la fama pasó por el costado». Que por la calle la felicitan, pero al irse repiten la misma preguntan: Manuela Pal Roger Swidorowicz
«¿Me dice su nombre?». «Es que soy popular, pero no famosísima», considera Pal mayor. «Mamá es una actriz muy valorada por los colegas y tal vez no tanto por los productores. Elige siempre ese bajo perfil, no dejó nunca de trabajar, pero pudo haber tenido una carrera monstruosa», analiza Manuela. Manuela Pal Roger Swidorowicz
Roger Swidorowicz